Hoy me parezco más a mis abuelas que a mi mamá. Soy una mamá que se quedó en casa a cuidar a los hijos, dejó el periodismo formal por un blog, varios blog’s, practica el colecho, y aplica Lactancia Materna a Libre Demanda (LMLD) por segunda ocasión, cocina, teje, a veces hace manualidades, cose disfraces y pasa la mayor parte de su tiempo pensando en sus hijos.
Mi mamá, fue activista política radical, medio hippie, obrera, secretaria, sindicalista, siempre feminista, jamás se casó con mi papá ni con nadie y me enseñó muchas cosas muy importantes: que las mujeres podemos ser lo que queramos; que podemos aspirar a cualquier sueño igual que los varones; que mi cuerpo es mío y de nadie más, que nadie puede decidir sobre él; que se puede ser mujer y ser libre; que la maternidad no es el fin último ni único de las mujeres; que la maternidad debe ser una decisión y no una imposición.
Mis abuelas me enseñaron (sin saberlo, claro) a ser mamá y mi mamá me enseñó a ser mujer, tengo lo mejor de dos mundos y me siento muy afortunada de tener estos grandes ejemplos en mi vida. Pero cuando era pequeña, también escuché muchas veces que el 10 de mayo era sólo una fecha para fomentar el consumismo y para mantener a las mujeres sometidas a su condición de ama de casa ( odio ese término, por cierto).
La verdad es que cuando veía que mi abuelo paterno sólo ese día llevaba a mi abuela a comer, y además le regalaba algún objeto de uso doméstico como licuadora, plancha o vasos o una olla exprés, no podía más que estar de acuerdo. Sin embargo, tenía el ejemplo de mi abuela materna a quien cada 10 de mayo sus cinco hijas la llevaban a comer a dónde ella quisiera y le regalaban cosas más personales como una bolsa, aretes o un disco de música. Claro, era sólo ese día del año.
Desde que me convertí en mamá el 10 de mayo ha sido un día que me causa muchas contradicciones, porque en efecto, aunque han pasado más de 30 años desde mi infancia, lo cierto es que hay millones de mujeres que siguen siendo obligadas a ser mamás, sigue existiendo la inequidad, la desigualdad, el maltrato y muchas condiciones de desventaja. Incluso mi situación en términos laborales es deplorable, no hay manera de conciliar un trabajo bien remunerado y serio con la maternidad, al menos no en mi país (México) así que me he inventado un trabajo y estoy en la búsqueda de que eso genere algo de ingresos.
Sin embargo, ahora que soy mamá de tres criaturas confieso que me gusta esto de que los críos hagan un festival dónde bailan, se divierten y que además les causa mucha emoción (al menos a los míos) saber que me van a dar una sorpresa. Confieso también que la idea de recibir una cartita, un dibujo o una flor me gusta. Ser mamá es un trabajo de 24 horas los 7 días de la semana y que haya un día al año para celebrar la maternidad, me parece una gran idea, sin que eso signifique que el resto del tiempo hay que seguir hablando de la crianza.
A veces me cuestiono el hecho de que me guste este día, porque la crianza es algo de todos los días y la sociedad no le da ese valor, pero en mi pequeño espacio estoy enseñando a mi hijo mayor, (porque las otras dos son aún muy pequeñas) que las mamás que nos quedamos en casa sí trabajamos y mucho, pero que también hay mamás que trabajan fuera de casa.
Además, su papá y yo nos encargamos de mostrarle con el ejemplo que papá también puede y debe cuidar a los hij@s, que papá también cocina, lava, plancha de hecho él plancha su camisa todos los días) va al super, los lleva a natación, y realiza muchas de las actividades domésticas que antes sólo las realizaban las mamás. A su corta edad el niño de seis años que tengo en casa tiene la conciencia de que “cuidar a tres niños es mucho trabajo y no tienes días de descanso, verdad mamá”.
Así pues, creo que los radicalismos son necesarios en distintos momentos de la vida, pero también creo que celebrar la maternidad es algo que hace feliz no sólo a las mamás, también a l@s hij@s, si tan sólo vieran la carita de emoción de mis críos cada que dicen que van a bailar para mamá, entenderían de lo que hablo. Sé que muchas de las lectoras ya lo entienden.
Soy mamá y soy mujer, soy mujer y soy mamá, son dos condiciones diferentes y lo sé gracias a mi madre. Disfruto mucho ambos roles. Ser madre fue una elección, quedarme en casa fue una decisión y tengo esta libertad gracias a mi madre.
Afortunada soy de ser mujer, de ser mamá y pienso disfrutarlo hoy, mañana, pasado mañana y todos los días.
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