La semana pasada murió el escritor colombiano, Gabriel García Márquez, uno de los literatos más importantes de América Latina.
El Gabo, como se le dice cariñosamente, dio muchas conferencias y concedió entrevistas por montón, alguna vez le preguntaron por qué escribía y él respondió "escribo para que me quieran".
Desde que escuché esa frase se me quedó grabada a fuego. No podía creer que él, el literato, el periodista, mi ídolo, dijera abiertamente que hacía algo específicamente para que lo quisieran.
Pues sí, resulta que todos y TODAS hacemos cosas cosas para que nos quieran. Es liberador llegar a esa conclusión ¿no creen?
Antes de ser mamá no me daba cuenta de todas las burradas que hacía para que me quisieran, pero ni modo así es la vida.
Ahora como mamá me he descubierto haciendo un montón de cosas para que me quieran, ¡oh sí! Por ejemplo, mi hijo me pide seguido que quiere pay de limón frío, la verdad es que me gusta la repostería y tengo épocas en que no salgo de la cocina, pero no es algo que haga todo el tiempo, así que cuando quiero sorprenderlo le digo que lo preparemos juntos o galletas de chispas de chocolates, él es muy feliz y sí, yo recibo un "gracias mamá, eres la mejor".
La verdad es que la felicidad de mis hijos o de mi marido o de mi mamá me importan mucho, pero no voy a negar que es muy gratificante recibir ese apapacho de los chicos.
Hace tiempo leí sobre lo importante que son los abrazos y los beneficios emocionales que dan los abrazos largos, así que todas las mañanas cuando mi hija de dos años despierta, lo primero que hago es decirle "buenos días solecito mío, cómo dormiste", ella sólo estira los brazos, sonríe y dice "mamaaaaaa", para cuando llego a su cama nos abrazamos y nos quedamos así como un minuto o un poco más, sí, todas las mañanas esa es nuestra rutina. Cuando por alguna razón sólo le digo "hola nena,cómo dormiste" ella se voltea y sólo dice"leche".
Por supuesto que hay un montón de cosas que ellos quieren y no se las doy como dormir hasta tarde, dulces, juguetes, etcétera, y como cualquier criatura lloran o hacen pataleta, pero en esos caso el corazón ni se me apachurra ni me siento mal.
Tengo claro que hay cosas que simplemente no son apropiadas para ell@s por diversas razones en cada situación y esos límites no me cuestan nada de trabajo, ni me dan culpa, lo confieso.
Yo creo que no está mal hacer algo para que nos quieran, siempre y cuando no nos pasemos de tueste, pues hay cosas que por salud y seguridad no es correcto consentir.
Y ustedes ¿qué hacen para que sus criaturas les quieran?
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