• Su primer Mundial



En esta casa prácticamente no consumimos fútbol. No lo vemos en la tele, no seguimos la liguilla, nos vamos a ver partidos. Nada.

Mi hijo jamás ha pisado un estadio, sin embargo a mediados del ciclo escolar me dijo que quería quedarse a clases de fútbol por las tardes en su escuela. Primero me sorprendió y luego entendí, sentido de pertenencia. Lo inscribí y listo.

Así estuvimos durante meses, dos veces a la semana pero sin que fuera un tema y un buen día llegó el Mundial de Brasil 2014 y de la noche a la mañana este niño que jamás ha seguido un partido de fútbol se volvió pambolero de hueso colorado. ¡Me lo cambiaron en el parque!

Más allá del fútbol y de si me gusta o no, o de si somos fanáticos o no, lo que me deja impresionada es ese sentido de pertenencia que da un equipo de fútbol nacional a miles de chavitos.

Mi hijo tiene seis años, casi siete y estoy segura que va recordar este Mundial con equipo de triunfo y eso, más allá de mi afición, creo que es buenísimo.

Yo soy de la generación que le llama “decepción” en lugar de la Selección Mexicana, pero mi chamaquito no, en el segundo partido de México que jugó contra Camerún, salió de la escuela diciendo “mamá ganó México”, yo le pregunté cómo sabía el resultado, respondió: “lo vimos en la escuela”, y yo con cara de juat.

Para el partido del lunes, México contra Croacia, el nene no pudo ver los goles porque fueron justo a la hora que su papá lo recogió de la escuela pero cuando llegó a casa, lo primero que preguntó fue “cómo quedó el partido”, cuando le dije que las selección había ganado tres uno, el pequeño brincó, gritó, me abrazó y me dijo “me siento muy orgulloso de que haya ganado nuestro equipo”.

No sé aún cómo vaya a terminar esta historia de mi hijo y su primer Mundial, pero creo que es bueno, buenísimo ese sentir un triunfo colectivo, un logro que si bien no es propio de él, él sí se apropia y le da una identidad, “ganó México mamá”.

Su concepto de México apenas lo está construyendo y me da mucho gusto que sea por algo positivo, me da gusto que para él y su generación ser mexicano sea un orgullo.

Y cuando llegue el momento de perder, también será una buena lección, porque así es la vida, a veces se gana y a veces se pierde, espero que la derrota tarde muchos más partidos en llegar, porque me encanta ver la carita de orgullo de mi hijo y su sonrisa amplia cuando México mete un gol.

Seguiremos sin ser pamboleros en esta familia, pero cada cuatro años sí gritamos “Viva México señores y señoras” y mi hijo se siente orgulloso de ser mexicano, pero más de que los “muchachos que juegan metan muchos goles”.

Pamela Salinas Parra
Coaching mommy
Asesora maternal
http://maternidadalextremo.blogspot.mx/
@mamaalcubo

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