A mi no me gusta que me cuenten cosas, o quizá sea mi lado periodístico, pero en este tema de la crianza la verdad es que lejos de cerrarme a las diversas opciones, procuro probar todo lo que me sea posible. En lo personal creo que de eso se trata ser mamá, prueba y error.
Si bien soy muy disciplinada en cuanto a lo que los doctores me dicen, en este camino he aprendido a que mi intuición es válida y a veces resulta más atinada que las opiniones médicas por el simple hecho de que yo conozco mejor a mis criaturas.
Así que con mi criatura más pequeña, Victoria, he decidido probar el baby led-weaning, ¿qué es eso? Básicamente consiste en darle a los bebés comida sólida en lugar de las clásicas papillas.
La idea es que se le ofrezca al bebé la misma comida que consumen los adultos y así irlo integrando a la dinámica familiar a la hora de comer. Claro que esto implica una alimentación balanceada que incluya muchas frutas y verduras, proteínas, cereales y todo lo que va recomendando el pediatra.
Uno de los argumentos para este tipo de alimentación es que el bebé come lo que necesita, lo que su cuerpo le pide, ya que los nenes se auto regulan y cuando están satisfechos paran, no son como los adultos que comemos por aburrimiento, ansiedad y otros estados de ánimo.
Dejar que los bebés toquen su comida con las manos, les permite, además, estimular el sentido del tacto, reconocer texturas, tamaños y hasta temperaturas. Dicen, los expertos en el tema, que además esto hace que los nenes aprendan desde pequeños una variedad más amplia de alimentos.
En lo particular, soy partidaria de darles a los bebés fruta natural en lugar de papillas ya hechas. Ya sea manzana, plátano, pera, mamey, papaya, melón son frutas que se pueden comer crudas.
Por ello no me fue difícil incorporar trozos a la dieta de Victoria, ya que está acostumbrada a la fruta rallada y no tanto a la que está completamente hecha puré, pues las papillas que venden hechas es con fruta y verdura cocida.
Uno de los temores sobre el baby lead-weaning es que se pueden ahogar al comer trozos, por ello la técnica debe ser darle pedazos grandes, ya que a la edad de 6 a 8 meses el sistema de motricidad fina aún no está controlado y el agarre es con toda la mano, entonces aunque sea una porción grande la que tome, sólo podrá comer una parte de ese pedazo.
Claro que esto no implica dejar al niño con un plato lleno de comida e irse, por el contrario, hay que estar al pendiente. Yo por ejemplo, le voy poniendo entre tres o cuatro pedazos en su platito, pues lo cierto es que el plato también es un elemento de juego que acaba volteado y en el piso, la mayoría de las veces.
Algunas veces sí ha pasado que se mete de más o no mastica todo y parece que se va ahogar, pero ella misma lo regresa y sigue masticando o de plano lo saca de su boca, es parte del aprendizaje y hasta ahora no hemos tenido ningún incidente.
Le comparto un reporte de estudios e investigaciones de la UNICEF que han realizado en el Reino Unido sobre este tema para que vean que no es sólo un asunto de moda y que hay suficientes argumentos.
Buen provecho a sus bebés.
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