Desde que soy mamá de tres criaturas mis días son larguísimos. Tanto que a veces siento que o nunca acaban o nunca comienzan.
Me he descubierto en varias madrugadas teniendo pensamientos tipo "ah qué bien ya son las cinco de la mañana, ya falta poco para dejar de dormir-despertar-dormir-despertar".
También he pensando "ya casi son las 6am, ya falta menos para que sea la hora de la comida, luego la del baño y hoy sí acuesto niños temprano". Plop!
Es como si todo el tiempo quisiera tratar de llegar a una meta, de llegar a un estado de calma, de llegar a algún punto.
Cuando no tenía desendencia y veía comerciales con frases "la maternidad nunca acaba" o " ser mamá es un trabajo de 24 horas los 365 días" pensaba que era una exageración y una idealización.
Pues ¿qué creen? No lo es. La maternidad es el único camino que no tiene fin. Tiene cortes y curvas, pero nunca puedes decir "por fin llegué! ¡Terminé!
He llegado a sentir el cansancio más intenso y permanente de mi vida. Y he vivido los momentos de estrés más intensos del mundo. También he conocido la frustración en su máxima expresión sin opciones de salir corriendo o "dejarlo por la paz".
Hay noches que me pregunto ¿cómo es que no me quebrado? ¿Cómo es que llego viva a la noche y amanezco todavía con energía al día siguiente? Han habido momentos en los que he llegado a temer perder la conciencia ante tal cantidad de eventos que salen de mi control y que debo mantener la calma.
Llevo como un mes sintiendo que la tierra se mueve toooooodo el tiempo, ya ni siquiera siento o me asusto por los temblores, creo que soy yo la que "una vez más" está mareada.
Lo que sí sé es que me aterra colapsar. Me aterra pensar que puedo desmayarme y dejar en desamparo a mis tres pequeñas criaturas. No me puedo imaginar el terror que pasaría mi hijo mayor al ver a su mamá inconsciente y solo con sus hermanas.
Perder el control no es una opción, es un lujo que no me puedo dar, al menos no esta etapa de la vida de mis hij@s.
Es entonces cuando respiro. Cuando pienso "el día que sean grandes voy a decir "extraño cuando eran pequeños". Cuando cierro los ojos y me convenzo de que la vomitada no es tan grave, que limpiar no es tan pesado, que el llanto pasará, que el drama por una caricatura no es tan insoportable, que una ida más a la cocina no me va a matar.
No quiero perderme ni un detalle del crecimiento de mis hijos, no quiero añorar en unos años lo que hoy no disfruté, no quiero arrepentirme de de lo que quise hacer pero no pude.
Ya casi son la 1:30 am, ahora sí todos y todas duermen en esta casa. MV siguen en mis brazos y yo en la mecedora. Y si no fuera peligroso me dormiría con la nena en mi regazo toda la noche.
Ser mamá de tres criaturas me ha llevado al extremo de muchos sentimientos. Uno de ellos, quizá el más intenso es sentirme loca de amor por cada una de mis tres criaturas.
Ser una #mamád3 me ha hecho sentir las cosas más intensas de mi vida y me ha permitido saber de qué estoy hecho y hasta dónde soy capaz de llegar.
Ya casi son las 2 de la madrugada, ya acosté a MV y ya me voy a dormir...
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