• “Comentarios” que duelen



Cada hijo e hija son únicos e irrepetibles, por lo tanto cada mamá y cada papá también son únicos. Por más parecidas que sean las situaciones en las que coincidamos nada es igual, nada. 

A esto hay agregarle que en el ejercicio de nuestra maternidad interviene todo nuestro equipaje emocional, sentimental, intelectual, social y cultural. Para colmo de males, la sociedad interviene constantemente en nuestra labor desde el minuto uno que anunciamos la llegada de una nueva criatura al mundo.

Y aquí es donde radican muchos de nuestros problemas, miedos, dudas, inseguridades y por supuesto este permanente sentimiento de que no somos lo suficientemente buenas madres.

Criticamos mucho el bullying entre niños y adolescentes pero ¿qué tal el de las mamás? Sí, claro que existe y aunque nunca hablamos de ello públicamente nos duele y nos lástima, porque a diferencia de l@s niñ@s, muchas veces son personas cercanas las que hacen comentarios hirientes e incluso de descalificación.

Por ejemplo cuando estaba embarazada de mi tercer criatura, como al cuarto mes, mi ginecólogo me dijo que el cuello del útero se estaba borrando y que debía guardar reposo, no cargar, no jalar y mil restricciones más, ¿cómo diantres iba hacer eso si ya tenía otros dos críos, pequeños aún?

Por supuesto que una no va diciendo eso a la gente que te pregunta ¿y cómo están tus otros hijos?, pero entonces las personas asumen cosas equivocadas, por ejemplo si decía "ya no puedo hacer esto o cargar a la bebé de un año" no faltaba la respuesta cuestionadora "ay ¿en serio no puedes? pues si estás embarazada no enferma".

Me daban ganas de responder "la verdad es que si puedo pero me da flojera atender a mi otra bebé", ¿de verdad no se dan cuenta de que esos "comentarios" lastiman, incomodan y enojan? Bueno, pues sí, sépanlo: hieren la sensibilidad de la embarazada.

Claro que por "educación" me quedé callada ante esos comentarios, y aprendí a que no me afectarán, aunque también aprendí a tomar distancia con aquellas personas que suelen tener una actitud de autosuficiencia con respuestas del tipo "qué raro, a mi nunca me pasó nada" o "ay no, cómo crees, eso no es cierto", no puedo, simplemente dejo de hablar y procuro no volver a entablar conversación con esa persona.

Aunque hubo otros casos en los que sí aprendí a contestar, quizás poco amablemente pero con contundencia para que, al menos, conmigo no volvieran a soltar esos comentarios. Como cuando me decían, que el niño mayor tenía que entender que su mamá ya no era para él solito ¿de verdad TIENE qué entender eso un niño de cuatro, cinco, seis años? Digo, yo conozco adultos que no pueden aceptar que sus novias los dejen por otros, o adultas que compiten hasta con su sombra por la atención de todos los hombres y ¿me vienen a decir que un pequeño TIENE que entender, soportar, superar y no hacer dramas porque se siente desplazado? ¡Muero de risa con semejante insensatez!

Este tema de "tienen que entender" aplica para todo tipo de temas, por ejemplo ante alguna enfermedad del niño, nunca falta el "ya es grande, tiene que entender que es necesario y calmarse", me parecen inconcebibles las exigencias que ponen sobre los hombros de las niñas y niños, cuando yo he visto a amigas y amigos diagnosticados con enfermedades graves (diabetes) o terminales (cáncer) morirse de miedo y encomendarse a todos los santos para librarla. 

No acabaría nunca con los ejemplos de comentarios que a las mamás nos caen pésimos y cuando estamos embarazadas mucho peor. Entiendo que muchas veces no son mal intencionados pero hay otras veces que simplemente no miden el alcance de sus palabras y no les importa.

Claro que ningún embarazo es igual, vamos, no es igual un segundo o tercer embarazo de la misma mamá, mucho menos entre una mujer y otra, así que por más increíble que les parezca una situación favor de abstenerse de comentarios descalificativos o de reírse o de dudar.

Todas las personas exigimos respeto a nuestra forma de ser, pensar y sentir, hablar, vestir, comer, bueno, pues para la crianza es lo mismo, y eso incluye evitar susurros cuando nos paramos al baño, puede ser que crean que estamos haciendo algo mal y ese es su derecho, pero les aseguró no conozco a ninguna mamá que al tomar decisiones sobre sus hijos se preocupe o desee lo mejor, así que si no te gusta que te cuestionen, critiquen o descalifiquen como mamá, no se lo apliques a ninguna otra persona.

Y para quienes reciben estos comentarios sólo tengo un consejo: si no quieren pelear, repetir cinco veces este mantra "no oigo, no oigo, soy de palo, tengo orejas de pescado" no podemos dejar que eso que nos duele nos entre al cuerpo. Ahora bien, si están dispuestas a perder una que otra amistad o distanciarse de algún familiar siempre pueden contestar cosas del tipo "mientras no me salga como tú, tan grandot@ y tan metiche, ya la libramos".

De acuerdo, quizás es demasiado pero me pone tan mal escuchar a mis amigas sufrir por esos comentarios que además de que las enojan, las hacen dudar de su capacidad de mamás. No se vale, y no porque estén embarazadas, sino porque se trata de elemental respeto y prudencia.


Yo digo, a palabras necias oídos sordos.

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