• Mis lecciones como mamá de tres.


Miranda Victoria ya cumplió un año. Confieso que el tiempo se me fue volando, que hace un año todo lo que estamos viviendo ahora se me hacía lo más lejano del mundo y una vez más he confirmado que cada niño es completamente diferente.

Tengo tres criaturas procreadas con el mismo hombre y más allá de las diferencias físicas, su carácter, personalidad, temperamento, gustos y disgustos son totalmente diferentes entre uno y otro.

Eso hace que mi trabajo de madre se vea retado todo el tiempo, todos los días, pues si bien hay cosas que ya para el tercero te vas sabiendo como cuando parece que se van a enfermar, como reconocer los motivos de llanto, como qué darle si tiene tos o si tiene mocos o si está estreñido, contra estas generalidades (así les llamo yo), hay un universo diferente en cada niño.

Ya he contado que con Paula todo fue muy diferente que con Mat, yo pensé varias veces que era porque yo había hecho las cosas muy distintas, desde el curso de preparación al parto, aferrarme a un parto natural después de cesárea, lactancia y colecho. Pero resulta que con su hermanita, MV hice casi todo parecido, no tomé el curso de preparación al parto, pero sí me aferré al parto natural, la lactancia y el colecho. Nada es igual.

Cuando Paula estaba por cumplir un año, decidí que era buen momento para pasarla a su cuna en una habitación diferente. Fue una labor titánica, empezando porque la cuna simplemente le daba terror, no quiera que la metiera ni para jugar en el día. Después de unas semanas estaba agotada, así que decidí regresarla a la cama, pero poco tiempo después, un buen día se quedó dormida en la cama de su hermano con su hermano, hice la prueba, le puse cojines en la orilla y a todos los santos de cabeza para que no se cayera. Bingo, la nena había pasado toda la noche en otra cama.

Así nos la llevamos como un mes, claro que ella despertaba para comer y al principio me paraba para darle la teta, pero al mismo tiempo estábamos incorporando el biberón y entonces ya para algunas noches le daba la mamila con leche y listo. Al poco tiempo hicimos reacomodo de habitaciones, pues me acababa de enterar del tercer embarazo, así que decidimos pasar al hermano a un cuarto pequeño sólo para él. Entonces la nena pasó natural de la cama de su hermano a una camita chiquita y bonita. Ya no hubo llantos, ni regresiones. Todo fluyó.

En cuanto a la lactancia, yo me había puesto la meta de un año completo, lo había logrado y me sentía más que feliz, por lo tanto un mes antes de que cumpliera el año comencé a darle leche de vaca, me salté la fórmula, después de una semana de darle Nan y ver que la chamaca se estreñía y tenía demasiados problemas estomacales. Después de varias marcas encontré una que no le afectaba tanto, salvo un exceso de gases, pero nada más. 

Así el destete fue paulatino y poco a poco la nena fue pidiendo menos teta y al darle el biberón lo aceptaba perfecto. Un buen día, ya embarazada de nuevo, me di cuenta de que había pasado un día completo sin darle la teta, ni siquiera la toma de la noche y la de la mañana que eran las de rigor. Tampoco me dolían los pechos, ni chorreaba ni nada. Me seguí de largo y la nena no volvió a pedir teta.

Bueno con Victoria nada de eso ha sucedido jajaja y dudo mucho, por su personalidad y carácter, que vaya a resultar tan fácil y sencillo. De nuevo me puse la meta de lactar un año. Listo, ya lo logramos, pero esta nena no acepta el biberón como sustituto de la teta, es decir, si toma agua o jugos, incluso le doy leche de avena o de almendras, pues ya he quitado la leche de vaca de nuestra dieta familiar, sí toma lo que le dé, pero nunca se termina ni cuatro onzas de la mamila.

Del colecho, la verdad es que sólo plantearme el hecho de comenzar con los cambios de cama y eso me da pereza y me resulta muy cómodo que duerma con nosotros. Algunas personas levantan la ceja, hacen muecas y piensan que lo hago por moda, lo curioso del asunto es que jamás nadie me ha preguntado, en corto, por qué hago lo del colecto y asumen que al hacerlo mi vida de pareja, la intimidad marital, y el descanso de ambos se está yendo al caño. Bueno, cada quien es libre de creer y asumir lo que quiera, pero para mí el colecho ha resultado una de las cosas más cómodas del mundo. El papá asegura ser muy feliz con sus chamacas en la cama (cada una en su momento), lo cierto es que se viven momentos muy singulares que no tuvimos con el hijo mayor, quien siempre durmió en cuna como manda el manual de buenas costumbres occidentales, según los pediatras.

Dormir tres en la cama, fue desde el principio muy fácil, primero porque a mi marido le cuesta mucho, muchísimo, trabajo despertar en las noches, entonces la primera que siempre despierta soy yo, de hecho muchas veces me ha pedido que cuando despierte la nena de dos por su leche, le avise para que él se la dé, pero eso resulta muy complicado si soy yo la que se despierta para despertarlo, así que mejor la atiendo yo que no me cuesta nada de trabajo volver a dormirme y a él le cuesta la vida conciliar el sueño nuevamente.

Con esta dinámica nocturna, tener a la bebé al lado me genera menos cansancio y menos estrés, porque yo prefiero pagar el costo de despertarme varias veces y darle la teta ahí en la cama, que el costo de pararme, ir a su habitación tratar de calmarla caminando o sentada y quedarme dormida con la nena en brazos y que se me caiga, eso me da pavor. Cada quien sus batallas.

Hay personas que dicen: “Nunca la vas a sacar de tu cama” y la verdad es que cuando escucho esos comentarios pienso: “¿Será que a los 10 o 15 años mis hijas quieran seguir durmiendo conmigo?” Lo dudo bastante, la nena de dos hoy día no soporta que la pase a mi cama cuando despierta por pesadillas o cuando se enferma y, por el contrario, tengo que quedarme sentada en el sillón al lado de su cama hasta que vuelva a conciliar el sueño. ¡Qué pereza!

Sobre mi vida marital, pues la verdad es que está tan bien o tan mal como la de cualquier pareja clasemediera promedio. Me gustaría hacer una investigación para saber la proporción de parejas divorciadas que han hecho colecho y cuántas que han mandado a su criaturas a otras camas.

¿Que si es fácil o difícil? Es tan fácil o difícil como la de cualquier matrimonio que tiene tres hijos preescolares o dos, incluso, (aquí cuenta la cantidad) con lo que implica el estrés de la vida diaria, el trabajo, la rutina, la economía y muchos etcéteras. Ha sido divertido, eso sí, porque al final el colecho, a nosotros, nos ha acercado más en muchos aspectos y en otros nos ha vuelto creativos, pacientes, pero sobre todo nos ha llevado a ver nuestra vida de pareja de un modo distinto, entendiendo que hay etapas, que hay momentos y que lo que importa es el proyecto conjunto, el de vida, el de familia y el de pareja, que todo esto que hoy es constante algún día, no muy lejano se va acabar, sólo nos queda la claridad de que cuando los chicos se vayan, tarde o temprano, seremos sólo él y yo, de nuevo. Es cosa de paciencia.

La verdad es que no sé cuándo ni cómo comenzar a reducir el colecho ni la lactancia, desde que la bebé va a la guardería las tomas se redujeron y ya sólo pide chichi dos veces por la tarde, para dormir y en la noche, si no estoy yo, sin problemas toma otros líquidos.


A un año de ser mamá de tres 24 horas al día, sólo tengo una certeza: ningún hijo crece, se desarrolla, piensa, come, duerme y siente igual que otro y eso ha sido mi verdadero reto como mamá, no sentarme en mis laureles y aceptar que hay mil cosas que no tengo la menor idea de cómo le voy hacer.

5 comentarios:

  1. Tienes razón en lo que dices, aquí no ha lecciones aprendidas, cada hijo te hace vivir la maternidad de una forma diferente.
    Yo tengo dos y son completamente opuestos en todo, así que no vale aplicar la experiencia con mi hija que es la mayor a mi hijo, todo un reto.
    Saludos.

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  2. Muchas gracias Sade, por leer y compartir! Saludos

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  3. Te hemos nominado al premio Best Blog
    http://demadresyamigas.blogspot.com.ar/2014/06/y-nos-llego-un-premio-para-darnos.html

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  4. Muchas gracias Niní!!!! me has hecho el día! Gracias de nuevo!

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  5. Primera vez que leo tu blog, lo recomienda Pilar Martínez así que por eso llegué hasta aquí.
    Me encantó el post, como con tanta sinceridad cuentas tu vivencia como madre de tres niños y como son de diferentes. Yo tengo una bebita de 6 meses y esperamos con mi esposo poder tener mas hijos pronto, asi que sin duda sigo leyendote!!
    Ya te sigo un twitter que es lo que mas utilizo.
    Saludos desde Chile

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