Abracadabra, fuera malos pensamientos

Como todas las mamás y como todas las mujeres, tengo la capacidad de hacer bien varias cosas al mismo tiempo, así como tengo también diferentes habilidades, desde reconocer el llanto de mis hij@s en medio de un escándalo hasta cambiar un fusible.

A pesar de todo esto y como una fanática del cómic y la ciencia ficción, a veces me encantaría tener algunos superpoderes, tipo Flash, el Hombre-araña o, ya de perdida, saberme algunos hechizos, tener una varita mágica y una escoba voladora.

De ser así, tendría todo resuelto y bajo control; sí, sigo con esa necesidad de control, pero además podría hacer más cosas y hacerlas bien. Por ejemplo, de poder volar en una escoba no sólo me ahorraría la mitad o más tiempo en traslados, sino que me evitaría lo corajes que hago con los taxistas cuando se pasan un semáforo en rojo o cuando les pido que no rebasen a los autos que están en una fila esperando pasar; y mejor ni hablamos de los choferes que van hablando por teléfono cuando manejan y si les pides que cuelguen se ponen como gatos en regadera.

Además de todos estos beneficios podría quedarme más tiempo estudiando, tejiendo, horneando, en lugar de tener que salir 45 minutos antes para recoger a mis hijos o para ir a casi cualquier lado.

Y si tuviera una varita mágica no pasaría todas las tardes pensando: “Me urge una nana”, al tiempo que bailo de puntitas para aguantarme las ganas de hacer pipí, porque Victoria está durmiendo en mis brazos, Paula en la tina de baño y Matías pidiéndome que le baje un libro del librero. Lo que sí podría hacer es jugar a las escondidas cinco minutos más cada tarde, o dejarlos hacer manualidades sin agobiarme porque “tengo que levantar todo esto en cinco minutos para meterlos a bañar”. También podría jugar a las cosquillas 10 minutos más en lugar de estar metiendo ropa sucia a la lavadora o sacándola, según sea el caso.

Pero si tuviera la oportunidad de tener sólo un poder, sería el de conocer el hechizo abracadabra, y así acabar de sopetón con todos los pensamientos recurrentes que tengo a lo largo del día y que, a veces, me desgastan tanto o más que las actividades físicas. Y es que voy por la vida pensando en todo lo que no me da tiempo de hacer, en qué me gustaría hacer cuando mis hijos crezcan, en que hace mucho tiempo que no hago periodismo y cómo voy hacer cuando quiera volver. Cuando me canso de esos pensamientos sigo con los del tipo “¿seré una buena madre?” o “llevo una hora perdiendo el tiempo en lugar de jugar con los chicos” o “quiero hacerles galletas a los niños” y así hasta el infinito. Porque parece que mi diablito personal no descansa nunca, mientras el angelito brilla por su ausencia durante días.

No saben lo mal que me pongo cuando comienzo con la lista de reproches tipo: “Si fueras más disciplinada tendrías tiempo para tejer” o “Si fueras más ordenada tendrías tiempo para hacer pasteles” o “Si fueras más segura de ti misma podrías hacer todo lo que quisieras”. Soy experta en machacarme todo lo que no soy, lo que no tengo o para lo que no me da tiempo.

Para cuando me doy cuenta de estos pensamientos negativos, pues ya se fueron dos o tres horas del día, y para la noche resulta que estoy exhausta emocionalmente, cansada físicamente y por supuesto ¡regañándome por haber perdido esas dos o tres horas en nada!

No es que quiera alejar esos malos pensamientos de mi cabeza, ¡quiero borrarlos, matarlos, desaparecerlos y que no regresen nunca a molestarme!

Como no tengo las dotes de hechicera, aunque mi hijo mayor crea que tengo poderes porque siempre me entero de lo que hace o lo que le sucede, he recurrido a una pócima que me ayuda a mantener a raya a mi diablito mental, entonces logro desconectarme de eso que no me gusta; el problema es que el efecto no es permanente, debo tomar mi pócima de flores de Bach varias veces al día.

Por si las dudas, por si algún día corro con mucha suerte, cada que las tomo digo: “Abracadabra”. En una de esas logró acabar con mi diablito.

¡Abracadabra!

( Este post fue publicado en http://www.diariosentacones.com/pam/shu-shu-fuera-de-aqui/)