• Lactancia Materna y Fórmula, no es lo mismo


Hablar de Lactancia Materna resulta, involuntariamente, hoy día abrir un debate en el muchas se sienten agredidas o descalificadas. Triste.

La mayoría de mis amigas y conocidas que son mamás no lactaron a sus hijos, las razones son varias y no me toca a mi hablar de sus historias porque algunas son dolorosas, otras simplemente decidieron que no les resultaba cómodo o práctico hacerlo y punto.

Lamento mucho que este tema se vaya a los extremos y se pongan adjetivos como buenas o malas. Todas somos madres y cada una ejerce su maternidad desde la propia historia, desde la infancia que cada una vivió, desde nuestras madres y nuestros padres.

Ninguna mamá es igual a otra, ni siquiera entre hermanas, por tanto ninguna historia puede ser la misma, lo que sí podemos hacer, a veces, es usar las historias de otras como espejo, como eso en lo que nos gustaría ser o hacer y también en lo que no queremos ser y hacer.

La lactancia materna es un hecho natural que a algunas puede o no gustarles, que pueden evitarse o no, sin embargo eso no significa que sea lo mismo dar leche materna que fórmula láctea. Hay estudios que lo pueden probar en cualquier momento.

Pero más allá de esos estudios en mi experiencia como mamá lo he podido constatar en la cotidianidad y la salud de mis tres criaturas.

Matías que siempre tomó fórmula y muy poca teta por instrucciones del pediatra, recurrentemente padeció problemas estomacales, flatulencias constantes, y varias veces estreñimiento, incluso a pesar de ser un bebé que comía todas las verduras y frutas que se le daban, además de mucha agua, más de una vez tuve que ponerle supositorio de glicerina para “ayudarlo” a hacer popó.

Recuerdo que alguna vez le cambié la fórmula que usualmente tomaba por una que anunciaban como la mejor, al comentarle al pediatra me dijo "seguramente le encantó, es muy dulce, pero ojo esa leche es para niños con bajo peso", y sí, aquel mes mi hijo subió kilo y medio, cuando lo esperado eran 750 grs. o menos pues ya estaba con alimentación suplementaria.

En el caso de Paula, ella no tuvo problemas hasta el año en que comencé a darle fórmula para dejar la teta, primero fue difícil encontrar una que le gustara y ni bien comenzó a tomarla la nena se estreñía terriblemente. Hacía bolas enorme y duras. Pujaba y hasta lloraba a la hora de hacer del baño. Al mes y medio le quité la fórmula y busqué leche normal, encontré una orgánica, bastante cara que le fue ayudando pero si llegaba a cambiarla la nena de nuevo se tapaba, y siempre estaba con la barriguita hinchada y muchos gases.

Así estuvo como un año y a principios de este 2014 le quité la leche de vaca y la reemplacé por lechadas vegetales de avena, almendra y arroz. Su vida cambió por completo, se acabaron los gases, los problemas estomacales y el estreñimiento.

Victoria lleva 14 meses en la teta y no tiene la menor intención de tomar el biberón ni leche de fórmula ni de vaca, jamás ha tenido problemas de estreñimiento y los gases aparecen sólo con ciertas comidas.

Esta es mi experiencia como mamá y con tres ejemplos de consumo de leche diferente. Por esto, más lo que dice la evidencia científica es que siempre recomendaré la leche materna por encima de las fórmulas lácteas.


Cada mamá tiene el derecho de alimentar a sus críos como le guste, pero jamás será lo mismo la fórmula láctea que la leche humana, ni tiene los mismos resultados, ni las mismas consecuencia ni mucho menos los mismos beneficios. Lo que comemos sí importa, por lo tanto lo que comen nuestras hijas e hijos también importa.

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