• Quien me hace reír y sonreír


Nunca he sido de sonrisa fácil, que sí de carcajada sonora. Realmente admiro a esas personas que tienen el síndrome de reina de la primavera y van por la vida con la sonrisa instalada; yo, simplemente no puedo.

Me sacan mucho de onda las personas que están sonriendo incluso cuando les estás contando algo serio. He llegado a pensar: “¿Tengo monos en la cara o de qué se ríe si esto es serio?”.
Además no tengo muy buen sentido del humor, me enervan las bromas pesadas y los chistes racistas, clasistas, misóginos et al, me ponen muuuy malita. Es más fácil que me ría de un chiste blanco que de cualquier otro género.

No, tampoco soy una amarguetas, no se confundan, simplemente no sonrío así porque sí; a mí lo que me gusta es reír y si es a carcajadas ¡mucho mejor!

Por supuesto que hay cosas que me hacen reír y mucho, por ejemplo Escuela de vagabundos, con Pedro Infante y Miroslava es quizá una de las películas que me hace reír hasta las lágrimas. La he visto chorrocientas mil veces, y siempre me río con la misma intensidad en las mismas escenas. ¡Soy re ñoña! Hasta mi marido un día me dijo: “Te voy a comprar esa película nada más para oír tus risas”.

También las series de televisión pueden hacer que despierte a media cuadra de vecinos con mis sonoras carcajadas, además de la clásica Friends, está The Big Bang Theory, que hace de mis noches una verdadera alegría.

También hay libros con los que me he doblado de la risa, como la magnífica novela policiaca mexicana El complot mongol, o las ácidas novelas de Ibargüengoitia, que leía cuando era adolescente y viajaba en proletario metro y microbús.

Por el momento me es muy difícil ver películas, las series las veo a veces y leo libros de manera muy espaciada…afortunadamente, tengo mi fuente particular de risas y carcajadas: mis hij@s. El mayor recién cumplió seis años y es un periquito parlanchín que a cada rato tiene las ideas más locas y hace unas asociaciones tan alucinantes que me hace soltar la carcajada.

También tengo a Paula, que es una niña de carácter fuerte y personalidad determinada pero, al mismo tiempo, es muy dulce, juguetona, pícara y tiene gestos o actitudes que me hacer reír muchísimo.

Y está Victoria, que resultó ser la más risueña de mis criaturas, basta con decirle: “Hola, bonita” para que me regale una sonrisa de oreja a oreja; entre más le hablo y le cuento cosas, ella más ríe y sonríe.

Ya dije que no soy de sonrisa fácil y, de hecho, sólo hay una persona que además de hacerme reír me hace sonreír: Gabriel, con quien comparto la vida desde hace ocho años.

Tenemos tres hij@s y hemos pasado por tantas aventuras juntos que no acabaría de escribirlas nunca, pero lo mejor es que a pesar de las altas y bajas que la vida nos ha puesto, él me sigue provocando desde las carcajadas más sonoras hasta la sonrisa más tierna.

Por fortuna él sí tiene buen sentido del humor, sus chistes, invariablemente me hacen reír, y hasta sus bromas me causan gracia, digamos que hacemos equilibrio.

Dicen que una debe casarse con su mejor amigo, yo no sé si me junté con mi mejor amigo, de lo que estoy segura es de que estoy con el único hombre que diario, muchas veces al día, me hace reír y sonreír. Ese es parte de nuestro éxito como pareja: a mí me gusta reírme y a él (dice) le gusta verme reír. 
¡Ya la hicimos!


(Este post se publicó inicialmente en http://www.diariosentacones.com/pam/quien-me-hace-reir-y-sonreir)

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