• ¡Abuelas, grandes mujeres!



Con amor para Alejandra y Andrea

No imagino mi vida sin ellas. No imagino la vida de mis tres criaturas sin ellas, sus abuelas.
Me siento muy feliz con las abuelas que tienen mis hijxs, principalmente porque son mujeres que, de distintas maneras, se han hecho a sí mismas, han construido su propia historia a pesar de todos los pronósticos que tenían en contra. Las abuelas de mis hijxs no se parecen en nada a las abuelas que yo tuve.


Mientras que la actividad principal y más importante de mis abuelas era ser esposas y madres que se dedicaron siempre a las labores domésticas y de crianza, y su visión de la vida era conservadora y muy tradicionalista. Las abuelas de mis criaturas son dos mujeres muy jóvenes, que tienen profesiones y trabajos fuera de casa, son independientes, autónomas, toman sus propias decisiones en función de sus necesidades,.

Yo sé que mis abuelas me han querido, incluso para la mamá de mi papá durante muchos años fui como su hija, ya que ella sólo tuvo varones. Sin embargo, no recuerdo que fueran muy cariñosas, no recuerdo abrazos y mucho menos juegos compartidos.


En cambio, mis nenes tienen la fortuna de que sus abuelas se tiren al piso para jugar con ellxs, hagan pastelitos d plastilina, les lleven al parque, sepan cuáles juguetes son los deseados y qué los personajes son los favoritos.

Pero una de las cosas que más me gusta de este par de mujeres, es que ellas se llevan extraordinariamente bien, que a pesar de lo diferente que ven la vida han aprendido a respetarse pero sobre todo, a quererse, al punto en que cada cena de Año Nuevo estamos todas y todos juntos en armonía y alegría, además de los fines de semana en que coincidimos y claro los cumpleaños de todos y todas

Me gusta y me provoca mucho orgullo que nuestra familia sea así, porque de muchas maneras rompemos con estereotipos de parejas que no soportan a las suegras y de consuegras que se sacan los ojos. Sí, sé que hay muchos casos así, tengo amigas en ese situación, pero justo eso es lo que me encanta, que podemos enseñar a nuestras criaturas que esa no es la regla, que no tenemos que coincidir en todo ni pensar iguales para estar juntos, y que aún en esas diferencias podemos querernos y debemos respetarnos.

Por supuesto que no todo es miel sobre hojuelas, nuestras mamás difieren en varias o muchas decisiones que Gabriel y yo tomamos como padres, y claro que a veces hay discusiones o conversaciones tensas, pero al final del día el respeto es lo que impera, porque en el fondo de su corazón ellas saben que todas y cada una de las cosas que hacemos con nuestrxs chamaquitxs es pensando en su bienestar.

Desafortunadamente mi suegra no vive en la misma ciudad que nosotros, pero viene cada vez que puede y no se pierde ningún cumpleaños, cuando está aquí se dedica a correr, jugar, cargar y atender a mis criaturas.

Por su parte mi mamá, que vive muy cerca de nosotrxs, pasa algunas tardes en casa, a veces me ayuda con alguna criatura mientas hago actividades con las otras, también los lleva al parque y les ha ido inculcando el gusto por las películas a mi hijo y a la nena mayor.

Mis hijas e hijo, tienen en su mente a sus dos abuelas presente y cerca o lejos, ambas mujeres son parte importante de esta familia, mis tres críos saben que pueden contar con las dos, de muy variadas y distintas maneras. Reconocen las diferencias entre una y otra, y eso nutre su corazón y les da certezas, al mayor le da un sentido de pertenencia saber de dónde venimos sus mamá y su papá.



A veces cuando los veo convivir con una u otra o ambas, me pregunto cómo voy a ser yo cuando sea abuela, (considerando que tengo tres chamaquitxs, supongo que al menos una o uno tendrá, al menos una criatura) y sólo deseo tener la energía, juventud y fuerza que tienen estás dos grandes mujeres para amar y arropar a mis niñxs.


Gracias por todo lo que hacen por y para nosotros. Gracias siempre.

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