• La mejor inversión de tu vida.... el curso de psicoprofilaxis



Desde mi primer embarazo me fue a pasear por todas las expos que se me atravesaron. Me emocionaba mucho cuando veía los modelos de recamaras, todas combinadas con la cuna, la cajonera, el roperito, la mecedora y hasta un baúl. Se me iban los ojos con todas las propuestas para decorar el cuarto del futuro bebé, que sí temática de animales, que si de deportes, que si de globos y cochecitos.

Luego estaban las carriolas, las importadas que casi siempre estuvieron fuera de mi presupuesto, o las que parecen verdaderas naves espaciales, luego las que son para correr y hacer ejercicio. Y qué tal las tinas de baño, las clásicas de plástico, las que tienen llantinas y niveles para poner todos lo necesario para el ritual, y también las ergonómicas, esas de revista, con colores más modernos y que ocupan menos espacio.

Podría seguirme con todos los artículos que me volvían loca, las toallas bordadas, los pañales de tela, etcétera, etcétera. Hoy después de tres criaturas, sé que muchas de las cosas antes mencionadas, no son tan indispensables a la hora de tener un bebé, cómo sí lo es un curso de preparación al parto.

Qué si no hay cuna, así grande, bonita con todo el conjunto de cama, y la habitación decorada, no pasa nada, el bebé puede dormir en la cama con sus papás o en una cuneta muy chiquita al lado de la mamá.

Qué si no hay carriola con huevito, silla para el auto, etc, no pasa nada grave, con un rebozo lo suficientemente largo, el bebé estará más feliz pegado a la piel de su mamá y dónde puede seguir escuchando el corazón de ella, que solito en una silla con mil cobijas encima.

Qué si no está la silla más moderna para cuando el niño ya se siente solito, calma, para eso faltan como cinco o seis o más meses.

Qué si no tienes todas las mamilas y el esterilizador de última moda, no te preocupes, tu bebé no necesita más que la teta de mamá para alimentarse y crecer.

Sobre la tina de baño, se pueden conseguir unas bonitas en cualquier supermercado, la verdad.

Pero, tener el parto que quieres, con el que has soñado todo tu embarazo, ese parto en que te has visto sonriente, feliz, tranquila, segura, ese parto respetado, ese parto dónde la protagonista eres tú, ese parto en el que ni bien tu bebé sale de tu cuerpo lo puedes tomar en tus brazos, ese señoras, se consigue tomando un curso psicoprofiláctico. 

Se los digo yo que no tomé curso, no leí, no investigué nada en mi primer embarazo y acabó en una cesárea cero humanizada, dónde yo no podía ni moverme, donde nadie me decía que pasaba, sacaron a mi bebé y no lo volví a ver hasta siete horas después, no sabía nada de lactancia, ni de apego temprano, ni de alojamiento conjunto. Nada.

Lo escribo y vuelvo a sentir ese nudo en la garganta de culpa por no haber tomado curso de reparación al parto, como lo hice con su hermana, porque cuando me embaracé por segunda vez, hice todo diferente, y tuve un parto diferente, mi segunda hija nació por parto natural, ahí estuvieron la Güera y Mariana, quienes me dieron certeza, respetaron mis decisiones y ayudaron a que otros las respetaran, mis hija estuvo en mi pecho todavía conectada con el cordón umbilical.

Y esto, futuras mamás sí es importante, la forma en cómo llegamos a este mundo nos marca en muchos sentidos.

No me gusta mucho decirle a las personas qué hacer, pero así como quieren decorar el cuarto del bebé, la carriola más segura y bonita, la cuna mejor equipada, piensen también en la llegada de su bebé a este mundo, gastar en eso es algo de lo que nunca se van arrepentir. Se los dice una mamá de tres criaturas que ha pasado por tres partos diferentes.


En unos días comienza la Expo Tu bebé en la Ciudad de México, antes de gastar en todo lo de afuera, inviertan en lo de adentro.

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